No nos lo podíamos creer, el día 10 de Abril había llegado y teníamos que ir a la residencia a pasar la mañana jugando y compartiendo instantes con las personas que allí viven. Me cuesta mucho poner palabras a todos los sentimientos que vivimos ese día.
La llegada muy emotiva, nos estaban esperando con un cartel y una planta de regalo. Nosotros también habíamos preparado algunas cosas para desayunar, como las galletas exquisitas de Sumia o el bizcocho de Alba.
Al principio de inciar la sesión aparecieron los nervios, teníamos que hacer las actividades en dos plantas. Las residencia son lugares donde ves a personas que no se encuentran bien, por su soledad, por sus enfermedades, por la edad. etc. Una vez pasados estos primeros instantes, la adaptación fue exquisitas, las alumnas y alumno, supieron estar a la altura de las circunstancias, y sacar un amor y una alegría, que hicieron que esa mañana fue inolvidable para todos.
Fue un éxito, y sabéis ¿Por qué? Al salir todos queríamos volver a verlos y pasar más tiempo. Los besos, las palabras de agradecimiento, los abrazos y las risas son regalos que nos llevamos. Gracias a todos por hacer este sueño posible.
Os dejo algunas fotos que reflejan los instantes vividos: